Hay veces en que un Black Friday, se convierte en un viernes negro. Este viernes 28 de noviembre ha sido uno de ellos.
Todo estaba preparado en Lanzarote para que se corriera el que iba a ser su vigésimo quinto Maratón y el octavo mío. Todo menos el tiempo. Durante la semana previa, he mirado varias veces la previsión y esta era de viento de 54 Km/h para el sábado. No obstante, uno creía que si la prueba se mantenía no sería para tanto.
Llegamos el jueves noche y se veía que el viento era intenso. No obstante, recibo un comunicado de la organización, que se suspenden todas las actividades por mal tiempo, pero que el Maratón se mantiene.
Al amanecer el viernes y mirar por la ventana, la cosa medio asustaba. Lluvia y un viento que movía las palmeras de lado a lado, desprendiendo sus hojas. Me acerco a recoger el dorsal y me tranquiliza que por parte de la organización me dicen que todo está bajo control.
Me cambio y salgo a rodar durante 30 minutos. La sensación es muy extraña, cuando el aire entra de cara apenas soy capaz de rodar a 6 minutos por kilómetro con un esfuerzo que me parece que voy a 3:30. Luego cambio de dirección y me entra el aire a favor y sin comerlo ni beberlo, estoy rodando a 3:25, casi sin ningún esfuerzo. En cualquier caso, es muy difícil correr y aún andar en esas condiciones.
Vuelvo al hotel y después estiramientos y ducha, suena la puerta y viene un empleado de la instalación con una nota en 5 idiomas. Es una recomendación del Cabildo de la Isla, por la que se aconseja permanecer en el hotel y no salir a la calle hasta al menos las once de la mañana del sábado.
En ese momento, me digo que no creo que corramos en tales circunstancias. No obstante, como el hotel de la organización, está a unos 80 metros de donde estoy alojado, me acerco hasta allí. Siguen manteniendo que la cosa va para adelante, pero ya con menos fuerza. En cualquier caso, veo a una pareja con acento portugués que se acaban de inscribir y pagar en ese mismo instante. Estoy por avisarles que esto no anda, pero ¿quién soy yo y qué se yo?.
Apenas media hora después la noticia en forma de e-mai y en el Facebook oficial. La prueba ha sido cancelada.
Todo estaba preparado en Lanzarote para que se corriera el que iba a ser su vigésimo quinto Maratón y el octavo mío. Todo menos el tiempo. Durante la semana previa, he mirado varias veces la previsión y esta era de viento de 54 Km/h para el sábado. No obstante, uno creía que si la prueba se mantenía no sería para tanto.
Llegamos el jueves noche y se veía que el viento era intenso. No obstante, recibo un comunicado de la organización, que se suspenden todas las actividades por mal tiempo, pero que el Maratón se mantiene.
Al amanecer el viernes y mirar por la ventana, la cosa medio asustaba. Lluvia y un viento que movía las palmeras de lado a lado, desprendiendo sus hojas. Me acerco a recoger el dorsal y me tranquiliza que por parte de la organización me dicen que todo está bajo control.
Me cambio y salgo a rodar durante 30 minutos. La sensación es muy extraña, cuando el aire entra de cara apenas soy capaz de rodar a 6 minutos por kilómetro con un esfuerzo que me parece que voy a 3:30. Luego cambio de dirección y me entra el aire a favor y sin comerlo ni beberlo, estoy rodando a 3:25, casi sin ningún esfuerzo. En cualquier caso, es muy difícil correr y aún andar en esas condiciones.
Vuelvo al hotel y después estiramientos y ducha, suena la puerta y viene un empleado de la instalación con una nota en 5 idiomas. Es una recomendación del Cabildo de la Isla, por la que se aconseja permanecer en el hotel y no salir a la calle hasta al menos las once de la mañana del sábado.
En ese momento, me digo que no creo que corramos en tales circunstancias. No obstante, como el hotel de la organización, está a unos 80 metros de donde estoy alojado, me acerco hasta allí. Siguen manteniendo que la cosa va para adelante, pero ya con menos fuerza. En cualquier caso, veo a una pareja con acento portugués que se acaban de inscribir y pagar en ese mismo instante. Estoy por avisarles que esto no anda, pero ¿quién soy yo y qué se yo?.
Apenas media hora después la noticia en forma de e-mai y en el Facebook oficial. La prueba ha sido cancelada.
Vista la situación, es la mejor decisión. No obstante, creo que ha habido quizá algo de retraso intencionado en su anuncio. Lo siento por la organización, pero es lo que pienso y es lo que me ha parecido estando aquí. Nos han dicho que nos mantendrán la inscripción para el año que viene. Algo que agradezco y que seguramente aproveche y venga a resarcirme. Pero creo que hubiera sido mejor haber avisado antes, puesto que creo que esto se sabía desde hace varios días.
En cualquier caso, hay que mirarlo desde un punto de vista positivo. Llevo 10 días con molestias en el tobillo derecho, molestias que me han hecho de entrenar con el tobillo vendado. Igual si hubiera corrido no hubiera acabado o hubiera penado. Pero mi cita con el Maratón, no puede quedar así. La fuerza ha de renacer, tiene que despertar, hoy que además, estamos ante el inminente anuncio del episodio VII de Star Wars.
Disfrutad del avance, en diciembre de 2015, podremos disfrutar de la película completa. Mientras yo voy pensando en que lugar y en que fecha despertará mi propia fuerza.
Que hoy más que nunca, la fuerza os acompañe.
MAY THE FORCE BE WHIT YOU.
